¿Qué tienen en común los imanes, los saltarines y las espadas de plástico? Además de ser juguetes, cada uno puede presentar riesgos serios para un niño. Los juguetes peligrosos no tienen una apariencia o propósito específicos. Pueden ir desde pistolas de agua hasta muñecas hasta parques infantiles; pueden tener cualquier forma o tamaño y tener una variedad de usos; y pueden lesionar a cualquier niño, desde un bebé hasta un adolescente.
Si un producto fue defectuoso y causó daño a su hijo, podría ser elegible para recibir una compensación (los fundamentos para esta demanda se llaman “incumplimiento de responsabilidad”). Otras formas en que puede recuperar daños incluyen demostrar que un fabricante fue negligente o que la empresa de juguetes incumplió las garantías. Desde el año 2000, aproximadamente 20 niños han muerto en accidentes relacionados con juguetes. Cada año, los juguetes pueden provocar que los niños se ahoguen, se ahoguen, se asfixien o puedan resultar en estrangulación, descarga eléctrica o lesiones graves por impacto o quemaduras. Otro riesgo que los juguetes pueden presentar incluye envenenamiento por plomo.
Incluso los juguetes más inofensivos pueden ser peligrosos y resultar en lesiones graves, o en algunos casos la muerte (ver muerte injusta). Las empresas y el gobierno realizan recuerdos para informar a los consumidores sobre qué juguetes y productos se han vuelto “inseguros”. Es importante que los padres se mantengan al día con la información de los recuerdos. Si bien los fabricantes de juguetes están monitoreados por la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor, todavía pueden ocurrir accidentes e lesiones.